Cómo educar hijos seguros de sí mismos.

Una persona segura de sí misma denota firmeza, positivismo, alta autoestima y determinación. Además, se caracteriza por ser independiente, autónoma, convincente y generar confianza en los demás. Todas estas cualidades las podemos cultivar en nuestros hijos dependiendo de la educación que les demos.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Todo padre desea que sus hijos tomen decisiones asertivas, se desarrollen socialmente, tengan la seguridad para expresar adecuadamente sus sentimientos, posean el suficiente valor para enfrentar situaciones complejas, y así poco a poco vayan ganando autonomía. No obstante, cuando se educa bajo un contexto de inseguridad y miedos, lo único que logramos es que nuestro hijo no pueda desarrollar las capacidades que en un futuro le serán determinantes.

Seguridad y autoestima

El pedagogo José María Lahoz García dice: “la seguridad en uno mismo es fruto del convencimiento de que se tiene la capacidad suficiente para manejar algunas situaciones con éxito y que se puede ofrecer algo valioso a los demás. Esta seguridad es consecuencia de lo que comúnmente llamamos autoestima”.

La autoestima le permite a la persona actuar con seguridad y afrontar la vida desde una perspectiva positiva y emprendedora. Además, proporciona la capacidad de resolver problemas graves porque se afrontan con optimismo. Asimismo, una alta autoestima certifica mayor tolerancia al fracaso.

Lo que debemos lograr con nuestros hijos, es que se sientan valiosos y queridos, haciendo un trabajo basado en el reconocimiento del logro, en el elogio y en la estimulación.

“El desarrollo de la autoestima, es considerado por psicólogos infantiles como la puesta en marcha del `motor´ que impulsará al pequeño para que establezca y cumpla objetivos propios, pues se ha comprobado que un niño que se aprecia a sí mismo es físicamente más sano, tiene considerable motivación para aprender, actúa con responsabilidad y cuenta con mayor tolerancia en caso de que las cosas le salgan mal… Ayudarle al hijo a tener confianza en sí mismo, facilitará su convivencia con otras personas, le permitirá convencerse de que tiene capacidad para actuar con éxito en la vida y le hará entender que su amistad e ideas son tan valiosas como las de cualquier otra persona”, afirman María Elena Moura y Lorena Rodríguez en su artículo de saludymedicinas.com
Indicadores de inseguridad

 Los niños inseguros suelen sentirse limitados porque no se atreven a hacer algunas cosas por cuenta propia, les cuesta establecer vínculos afectivos con otros chicos de su edad, no progresan en sus primeros aprendizajes escolares, se rinden al primer intento, se sienten frustrados cuando fallan y tienen muy presente la posibilidad de “hacer el ridículo”.

 Un niño que carece de seguridad propia, tendrá muchos problemas en el futuro, debido a que sentirá angustias y preocupaciones innecesarias, que además se pudieron haber evitado. Todo esto lo pone en clara desventaja.

 Las principales señales de un niño inseguro son:

– Muestra temor excesivo a errores y fracasos.
– Tiene poca motivación para jugar o convivir.
– Carece de entusiasmo y presta poca atención a las clases.
– Es muy sensible a las críticas u observaciones.
– Invierte varias horas al estudio, pero su desempeño escolar es deficiente.
– Puede ser muy tímido en el aula o, por el contrario, ruidoso y conflictivo.
– Evita cualquier reto a sus hábitos.
– Se siente frustrado en la escuela.
– Tiende a descalificarse y a decir que no tiene habilidad para ciertas cosas.

 A diferencia del niño/a seguro/a:
– Es muy curioso/a.
– Le gustan los desafíos.
– Tiene muchas ganas y facilidad para aprender de sus diferentes materias escolares o actividades.
– Los fracasos y errores representan oportunidades para aprender.
– Conoce sus puntos “fuertes” y “débiles”.
– Acude con gusto a clases.
– Admite críticas.
– Es muy sociable con sus compañeros.

Padres seguros, hijos seguros

Educar hijos seguros requiere que los padres también sean seguros. Recordemos que los padres educamos con el ejemplo. Si los hijos nos perciben seguros de nosotros mismos, ellos reflejarán esa firmeza en su conducta.

Los padres, familiares, profesores y amigos, son los principales entes influyentes en la personalidad del niño. “Estas personas actúan como espejos en los cuales el niño ve reflejada la imagen de sí mismo, y, a través de ellas, se va conociendo y va percibiendo el grado de aceptación y aprecio que producen sus actuaciones y su propia persona” indica José María Lahoz García en SoloHijos.com.

No sobra decir que la percepción que tienen los niños de las reacciones de sus padres no se alimenta exclusivamente de las palabras que dicen, la comunicación no verbal y los sentimientos, le permitirán al niño percibir una realidad existente.
¿Cómo brindarles seguridad en sí mismos?
La comunicación padre e hijo es fundamental para ayudarle a incrementar la confianza en sí mismo. Igualmente, establecer fuertes lazos afectivos sin dejar a un lado las normas y la autoridad, ello con el fin de enseñarle a comprender que la vida tiene límites y debe valerse de sus fortalezas para afrontarlas. No obstante, es necesario comprender que no basta con que los padres sientan amor por su hijo, sino que deben aprender a transmitírselo.

 Fuentes: solohijos.com, saludymedicinas.com

 

 

¿Qué hago si sospecho que un niño está siendo maltratado?.

El 4 de junio se celebra Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, una fecha cuyo objetivo es «reconocer el dolor que sufren los niños en todo el mundo que son victimas de maltratos físicos, mentales y emocionales» y recordar el compromiso de las Naciones Unidas de proteger los derechos de los menores.

Pero no sólo las Naciones Unidas como institución deben proteger a los niños, también las personas que, cuando vean una actuación que de alguna forma haga daño a los pequeños, hagan lo posible para evitarla.

malatrato infantilEn ocasiones una persona se puede encontrar con dudas del tipo «estoy seguro de que este niño está siendo maltratado, pero quién soy yo para meterme» o «creo que este niño es víctima de malos tratos, pero no estoy seguro», ¿qué hacer entonces? Desde la Policía Nacional aseguran a europapress.es que lo que hay que hacer es notificarlo –llamando al 091– o poner una denuncia formal, pues después serán los agentes los que investiguen para determinar si realmente hay malos tratos.

«La notificación de la sospecha es el elemento clave para la activación de los recursos que pueden garantizar, tras la evaluación de las evidencias, la integridad del niño y su atención«, aseguran desde la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil (Fapmi).

Por lo tanto, si ves a un niño que crees que está siendo maltratado en ese mismo momento, lo mejor es que llames enseguida al 091 para que una patrulla se persone en el lugar de los hechos y estudie la situación. En esta ocasión no estarás denunciando sino dando la voz de alarma.

En el caso de que creas que se trata de maltrato continuado que no está pasando en el momento o hayas decidido denunciarlo después de que hayan ocurrido los hechos, puedes ir a una comisaría de policía a hacer la pertinente denuncia. Para denunciar no es obligatorio dar tus datos personales, aunque siempre es mejor hacerlo ya que en el proceso de la investigación los agentes podrán contactar contigo para que aportes más información o, incluso, podrías actuar como testigo, algo que no ocurriría si no das tus datos.

QUÉ SE CONSIDERA MALTRATO INFANTIL
El maltrato infantil es algo complejo pues, como ocurre con la mayoría de los problemas sociales, tiene más de una causa y formas de manifestarse, tal y como se explica en el Protocolo de actuación en casos de maltrato infantil del Observatorio de la Infancia, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

En general, existen cuatro tipos de maltrato infantil, definidos de la siguiente manera por la Fapmi:

Maltrato físico: acto no accidental que provoca lesiones físicas al niño, lesiones o riesgo de padecerlas.

Maltrato emocional: acciones –principalmente actitudes y palabras– que provocan o pueden provocar daños psicológicos. Por ejemplo, rechazarles, ignorarles, aterrorizarles, no atender sus necesidades afectivas y de cariño.

Abuso sexual: incluye conductas físicas (como violación o prostitución), pero también aquellas sin contacto físico (pornografía infantil o exhibicionismo ante niños) y cuando no se protege al niño de estos actos.

Negligencia: se da cuando no se atienden las necesidades del niño y cuando se incumples los deberes de guarda, cuidado y protección. Por ejemplo, no atender su estado de salud, de higiene o de alimentación.

Estos maltratos se pueden dar en el seno de la familia (maltrato familiar) y fuera de ella (extrafamiliar), pero el maltrato también puede ser ejercido por las instituciones al no garantizar una atención adecuada a los niños (maltrato institucional) o por las propias sociedades si se da un conjunto de factores que impiden la protección y atención al niño (maltrato social).

Pero también hay casos de maltrato prenatal, que es aquel que se produce dentro del seno de la madre si ésta no cumple con sus deberes de embarazada: cuando tiene una alimentación deficiente, trabaja en exceso o toma drogas o alcohol en demasía, por ejemplo.

Estas actuaciones «pueden repercutir en el futuro desarrollo del bebé», según explica a europapress.es el doctor Jesús García, presidente de la Asociación Madrileña para la Prevención de los Malos Tratos a la Infancia (Apimm) y de la Asociación Española de Pediatría Social (SEPS), quien indica que en estos casos se trataría de una clase de maltrato por negligencia y que puede dar lugar al síndrome de alcohólico fetal (por madres alcohólicas) o el de abstinencia neonatal (por tomar drogas), entre otros.

SEÑALES DE QUE UN NIÑO ES MALTRATADO
Al tratarse de un problema tan complejo, las señales que pueden indicar que un niño está siendo víctima de maltrato son muy heterogéneas y dependen tanto del tipo de maltrato como de la edad del menor. Aún así, este pediatra explica que siempre que hay maltrato físico también lo hay emocional, y que hay algunas señales generales que «nos pueden hacer pensar que el niño pueda estar en una situación de riesgo».

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