Mejorar la tolerancia a la frustracción.

En alguna ocasión hemos hablado sobre la importancia de  trabajar la tolerancia a la frustración y el retraso en la gratificación, así como sobre su importancia para un buen ajuste psicológico, académico y social.

Hoy os adjuntamos este artículo que consideramos de interés:

De manera breve explicaremos que, tanto la tolerancia a la frustración como el retraso en la gratificación tienen que ver con la capacidad para postergar deseos inmediatos en favor de logros mayores a medio y largo plazo.

Trabajar la tolerancia a la frustración

Vivimos en un contexto de inmediatez. El acceso a productos, a la información, a la comunicación o a contenidos audiovisuales nunca ha sido tan rápido como ahora. Lógicamente, tiene muchas ventajas, pero es un contexto donde no se aprende, de manera natural, a esperar. Sin embargo, para las cosas relevantes de la vida (por ejemplo, un trabajo, un examen o una relación estable) es necesario saber esperar, tolerar la frustración y tener paciencia.

Nos encontramos, por tanto, ante una situación donde es más necesario que nunca hacer un esfuerzo consciente y dirigido para lograr que nuestros hijos y alumnos aprendan a tolerar la frustración y a sacrificar deseos inmediatos por beneficios mayores a largo plazo.

Nuestra propia tolerancia a la frustración

Si queremos enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración, es necesario que nos planteemos también cómo toleramos la frustración nosotros mismos. Si nosotros no toleramos la frustración bien, si no somos pacientes, es difícil lograr que nuestros hijos lo sean.

Por otro lado, hay que señalar que trabajar la tolerancia a la frustración de los hijos y los alumnos pone a prueba la tolerancia a la frustración de los padres y los profesores. Muchas veces, educar la tolerancia a la frustración en los hijos puede ser desesperante o nos genera sentimientos de culpa. En tal caso, debemos recordarnos que estamos buscando que ellos tengan un futuro pleno y no sólo instantes de placer puntuales.

Propuestas para trabajar la tolerancia a la frustración.

A continuación vamos a enumerar una serie de  recomendaciones que nos pueden ser muy útiles para trabajar la tolerancia a la frustración con nuestros hijos o alumnos:

• Todas las actividades que les enseñen a esperar van a ser positivas. Por ejemplo, si dos adultos están hablando, el niño debe esperar para hablar, esperar en las filas, esperar por los regalos que quiere, esperar para levantarse de la mesa después de comer, etc.

Juegos de esperar que implican tolerar frustración o autocontrol. Hay maneras de trabajarlo de una manera lúdica. Por ejemplo:

1. Juego de pompas de jabón. El niño debe esperar hasta poder explotar las pompas de jabón.

2. Aguantar las cosquillas con una pluma.

3. Calcular cuánto es un minuto. Se le puede pedir que diga “¡ya!” cuando haya pasado un minuto y si falla, tiene que volver a comenzar. Si acierta se le puede premiar de alguna manea.

4. Juegos de turnos. Los juegos de turnos son una excelente manera de trabajar la tolerancia a la frustración y trabajar la impulsividad (por ejemplo, jugar al cuatro en raya, ajedrez, damas, etc.). Simplemente lo que tenemos que hacer es alargar los tiempos de cada turno, es decir cuando nos toque a nosotros podemos esperar más tiempo a propósito para colocar nuestra ficha, cuando le toque al niño, debe contar hasta 10 desde que decide el movimiento hasta que coloca la ficha.

Premiar el saber esperar y cumplir con un horario prefijado. Por ejemplo, si el niño ha estado esperando a que dos adultos acaben de hablar para participar, le podemos dar las gracias por esperar o darle un beso y explicarle que nos gusta mucho cuando sabe esperar y no interrumpe una conversación.

• Dejarles o forzar que experimenten algún fracaso. Por ejemplo, muchos alumnos de altas capacidades no están acostumbrados a fallar en un examen o en un ejercicio. En ocasiones, cuando se topan ya más mayores con un fracaso les cuesta mucho aceptarlo. Por ello, es bueno que de vez en cuando se les exija un poco más o experimenten alguna pequeña decepción. Por supuesto, es bueno acompañarles en el proceso y explicarles lo que están sintiendo.

• Aprovecha los momentos donde el niño está descansado y contento para enseñarle a tolerar la frustración. Es un error habitual querer trabajar la frustración en periodos de estrés, donde el niño se encuentra mucho más inestable (y generalmente los padres también).

Usar la alimentación. Los niños comen 5 veces al día y son 5 oportunidades excelentes para transmitirles enseñanzas. Aprender a comer cosas que quizás les gustan menos, no sustituir el postre o el dulce por la comida, enseñarles que no siempre pueden comer lo que les apetece, son rutinas útiles para trabajar esta tolerancia.

Evitar solucionar inmediatamente los problemas por ellos. Es habitual que cuando los niños nos comentan un problema, lo solucionemos inmediatamente por ellos. Por ejemplo, cuando tienen una discusión en el patio. Una forma de entrenar su tolerancia a la frustración y enseñarles habilidades es por ejemplo preguntarles: “¿Qué crees que podrías hacer ahora para mejorar la situación?” “¿Qué podría hacer yo para ayudarte?”, “¿Qué te parece si vas a hablar con el compañero que te ha molestado y le dices que no lo haga más? Yo te acompaño”.

• Enseñarles a respirar o contar hasta 10. Esto funciona especialmente bien antes de explotar. Cuando están en plena rabieta ya es más difícil que funcione. Para ello, también debemos trabajar su conciencia emocional, es decir, que sean capaces de reconocer sus signos de tensión antes de explotar. Las técnicas provenientes del mindfulness también son un recurso muy útil para ayudarles a tolerar la frustración y a regular sus emociones.

Respetar sus tiempos de aburrimiento y permitirles que encuentren sus formas para entretenerse o divertirse sin la televisión o los aparatos electrónicos.

Enseñarles a distraerse o a recodificar las situaciones. En el experimento de Mischel, un mayor número de niños lograban esperar si un adulto les daba instrucciones como “en lo que esperas, puedes crear 3 canciones haciendo ruido con los dedos y la mesa” o “puedes esperar jugando con la golosina como si fuera un gusano o un avión”. Si, por el contrario, se les pedía que prestaran atención a lo jugoso y exquisito de la golosina, era más improbable que pudieran resistirlo. Esto tiene que ver con que resistirse al deseo exige un gran esfuerzo mental que nos deja sin energías y que nos hace más vulnerables a rendirnos a la tentación. Por tanto, enseñarles a reinterpretar situaciones más frustrantes, como oportunidades para hacer otras cosas es también un recurso útil.

Por mi experiencia, detecto que últimamente se tiende más a la falta de tolerancia a la frustración que al exceso. En cualquier caso, hay que saber tener un equilibrio y, de vez en cuando, concederles un capricho a nuestros hijos y enseñarles a disfrutarlo y a darle valor.

Esperamos que estos consejos os sean útiles y que os ayuden a trabajarlo con vuestros hijos y alumnos desde que son pequeños.

Autor: Juan Múzqiz Herrero
Psicólogo

 

25 formas de preguntar ¿cómo ha ido el día en cole?.

Este año, Simon está en quinto de primaria y Grace en segundo, y todos los días les pregunto: ¿Cómo ha ido el día en el colegio?

Y todos los días me dan respuestas como “bien”, pero a mí me sabe a poco.

Así que la otra noche me puse a hacer una lista de preguntas más concretas para hacérselas al volver de la escuela. No son perfectas, pero por lo menos consigo que me contesten con oraciones completas, y algunas han dado lugar a conversaciones muy interesantes, a respuestas cómicas y a visiones más profundas de lo que mis hijos piensan y sienten acerca de la escuela.

■ 1. ¿Qué es lo mejor que te ha pasado hoy en el colegio? ¿Qué es lo peor que te ha pasado hoy en el colegio?.
■ 2. Cuéntame algo que te haya hecho reír hoy.
■ 3. Si pudieras elegir, ¿con quién te gustaría sentarte en clase? (¿Con quién NO te gustaría sentarte y por qué?).
■ 4. ¿Cuál es el mejor lugar de la escuela?
■ 5. Dime una palabra rara que hayas oído hoy (o algo raro que alguien haya dicho).
■ 6. Si llamara hoy a tu maestra, ¿qué me diría de ti?
■ 7. ¿Has ayudado a alguien hoy? ¿Cómo?
■ 8. ¿Alguien te ha ayudado a ti? ¿Cómo?
■ 9. Dime algo que hayas aprendido hoy.

■ 10. ¿Qué es lo que te ha hecho más feliz hoy?
■ 11. ¿Qué es lo que te ha parecido aburrido?
■ 12. Si una nave de alienígenas llegara a tu clase y se llevara a alguien, ¿a quién querrías que fuera?
■ 13. ¿Hay alguien con quien te gustaría jugar en el recreo y con el que nunca hayas jugado?
■ 14. Cuéntame algo bueno que te haya ocurrido hoy.
■ 15. ¿Cuál es la palabra que más ha repetido el maestro hoy?
■ 16. ¿Qué crees que deberíais hacer más o aprender más en la escuela?
■ 17. ¿Qué crees que deberíais hacer menos o aprender menos en la escuela?
■ 18. ¿Con quién crees que podrías ser más simpático en clase?
■ 19. ¿Dónde juegas más en el recreo?
■ 20. ¿Quién es la persona más divertida de la clase? ¿Por qué es tan divertida?
■ 21. ¿Cuál ha sido tu parte favorita de la comida?
■ 22. Si mañana fueras tú el maestro, ¿qué harías?
■ 23. ¿Hay alguien en tu clase que necesite tiempo muerto?
■ 24. Si pudieras cambiarle el sitio a alguien de tu clase, ¿con quién lo harías? ¿Por qué?
■ 25. Dime tres momentos diferentes en los que hayas utilizado el lápiz hoy.

Hasta ahora, mis respuestas favoritas proceden de las preguntas 12, 15 y 21. Las preguntas como la de los extraterrestres dan a los niños la oportunidad de decir sin problema a quién no les gustaría tener en clase, y abren la puerta a la discusión, a la posibilidad de descubrir razones y problemas ocultos de los que antes no tenías ni idea.

Las respuestas que obtenemos a veces son realmente sorprendentes. Cuando les hice la pregunta 3, descubrí que uno de mis hijos ya no quería sentarse al lado de su mejor amigo en clase, no por un deseo de crueldad o discriminación, sino por la esperanza de poder trabajar con otros niños.

Post de Liz Evans / Publicado en Simple Simon and Company.

Colección de Guías para el desarrollo de 0-12 años

Os adjuntamos una presentación publicada en Orientación andujar, de la serie titulada Mira quien crece  dedicada a las claves básicas del desarrollo infantil y juvenil y orientaciones a las familias para favorecer este proceso en el ámbito físico, intelectual y emocional.mira-quien-crece

El recurso se centra en las distintas etapas, pudiendo elegir una guía para cada edad.

Hay un breve capítulo en la historia de la mayoría de niños y niñas que con el tiempo se suele olvidar. Apenas dura un rato, pero resume muchas cosas a la vez. Es ese en el que el equipo del hospital en el que ha tenido lugar el nacimiento entrega con una sonrisa a los papás toda la responsabilidad con respecto a su retoño. A partir de entonces ya no dispondrán de un encantador personal técnico que les ayude con sus dudas y vacilaciones. La familia se despide del equipo de doctores y enfermería y en apenas unos minutos ya está en la calle, puertas afuera del hospital. Es como soltar amarras y empezar una nueva singladura.

La ilusión y la alegría se mezclan con algo parecido al vértigo. ¡Bienvenidos a esta sensación! Por muchos mapas y herramientas de navegación que madres y padres llevemos a bordo en forma de consejos de familiares y amigos, libros, sentido común, etc., nunca estaremos seguros de saber hacer las cosas del todo bien. Es decir, de no equivocarnos. Esa mezcla de ilusión, incertidumbre y miedos será ya nuestra compañera para toda la vida. Sobre todo, hasta que ese muñeco que llevamos en brazos se convierta en un adulto probablemente más alto que nosotros. Parece que todavía falta mucho para eso, pero luego el tiempo pasa volando…

Guía de 2-3 años

Guia de 3-4 años

Guía de 5-6 años

Guía de 6-8 años

Guía de 8-10 años

Guía de 10-12 años

 

Fuente:Orientacionandujar

Estereotipos en los cuentos infantiles clásicos.

Os reproducimos un artículo que consideramos de interés, y que nos puede ayudar a reflexionar sobre los estereotipos que reproducimos de forma insconsciente a la hora de contar cuentos.

Los personajes de los cuentos infantiles llevan implícitos una serie de estereotipos para diferenciar el bien del mal dentro de un marco cultural determinado cargados de sexismo.  A pesar de las adaptaciones que se han ido llevando a cabo a lo largo de los años, los roles de los personajes muestran unas características y valores muy estancados a través de las descripciones y acciones de estos en los textos infantiles. Asimismo, los personajes ofrecen un gran carácter moralizador que marca tendencia en las actitudes y valores de los más pequeños.estereotipos-cuentos-infantiles

 Además de estas características, también debo hacer hincapié en las diversas escenas cotidianas que ocurren en estos mundos de fantasía. En ellas, los personajes también marcan de nuevo sus estereotipos desnivelados en cuanto a género se refiere que, a su vez, son absorbidos y vistos con normalidad por las niñas y los niños que leen o escuchan las historias, tomando todo esto como modelo a seguir.

Por tanto, podemos diferenciar los roles marcados como perfiles físicos, perfiles emocionales y acciones o trabajos desempeñados por los distintos personajes.
Para darle forma, voy a poner distintos ejemplos de los personajes más conocidos de los cuentos:

      Por empezar con uno de ellos, la figura del príncipe suele representarse como un hombre fuerte, valiente, apuesto, guapo, en definitiva, un héroe. Su trabajo fundamental es encontrar a una desvalida princesa, y para ello, tendrá que luchar contra las fuerzas del mal para conseguirla como premio.

        La princesa de los cuentos es siempre muy bella, delicada, una persona que tiene poca autonomía y bastante dependencia. Siempre tiene algún problema con alguna bruja/madrastra. Se dedica normalmente a los cuidados del hogar y espera a ser rescatada por un apuesto príncipe.hada-de-los-cuentos                                                                 

   Por otra parte, la madrastra presenta habitualmente la destrucción de la familia. Suelen ser personas llenas de odio, rencor y apatía. La preocupación de las madrastras de los cuentos suele ser aprovecharse de los demás.

  La bruja es un ser feo y repugnante. Representa el mal personificado en una mujer. Se dedica a ser la villana que siempre va a por la princesa por envidia. Normalmente termina siendo destruida por su propio mal.

  Las niñas y los niños desamparados acostumbran a ocuparse de sus hermanos menores. Son supervivientes de algún hecho fatídico familiar. Sin embargo, las niñas suelen adquirir el rol de madre y ama de casa, mientras que ellos defienden habitualmente a sus seres queridos de villanos. Por tanto, tenemos dos tipos de héroes: la heroína sumisa y el héroe de acción.

    El hada casi siempre es una mujer mayor. Suele representar el amor de una madre. Utiliza la magia para proteger a las princesas y a los príncipes contra las malvadas, brujas y demás criaturas perversas.

    A grandes rasgos, lo que podemos sacar en claro de estos personajes es que las chicas frecuentan los papeles de amas de casa, madres, criadas, sumisas, personas dependientes si el personaje es bondadoso. Si por el contrario fuese un ser malvado, además de jugar un papel que personifica la mismísima crueldad, se representa bajo un aspecto de fealdad y repugnancia… Sin embargo, los chicos adquieren unas características totalmente distintas: actúan con valentía, con seguridad, con fortaleza, con independencia y salen de casa para combatir la maldad en un mundo lleno de aventuras.

 Teniendo en cuenta todo esto, es indudable que los cuentos infantiles son una herramienta de transmisión cultural de una fortaleza incalculable. A través de estas historias, estamos enseñando a nuestros peques   una serie de valores al igual que unos ejemplos de comportamiento que asimilan de forma sencilla reproduciendo estos estereotipos cargados de sexismo.

Todo esto implica que, a nivel psicológico, las niñas que destacan porque tienen una identidad más aventurera o los niños que tengan un sentido de la sensibilidad más acentuado (por poner un par de ejemplos), sean señalados socialmente e, incluso, muchos de ellos y ellas quizás no sepan encajar estas críticas provocando un exceso de preocupación y de cuestionamiento hacia su propia persona.

De nuevo los adultos  juegan un papel importante para el buen desarrollo de nuestr@s peques. Esta clase de historias que encontramos en cuentos escritos  y medios de comunicación realmente no aporta toda la objetividad que debería, ya que tanto los niños como las niñas deben ser tratadas como individuos únicos, con características propias, no como seres que reproducen los valores aprendidos e impuestos por la sociedad.

   Para terminar me gustaría subrayar que en cualquier parte del mundo encontramos a personas con distintas características que enriquecen la diversidad de nuestro planeta. Es fundamental para el desarrollo de cada individuo que permitamos y nos permitan ser como queramos, sin imposiciones ni críticas que impidan el desarrollo de nuestra propia identidad.

  Contar  cuentos clásicos   está genial. Si además inducimos a nuestras hijas y nuestros hijos a desarrollar un carácter crítico mientras que los leemos, les enseñaremos a construir una personalidad propia fuerte y con una gran autoestima que vaya eliminando las discriminaciones que se aprenden a través de estas historias infantiles.  

Fuente: cuentosencantamagicos.com

Cómo mejorar la colaboración entre familias y profesores.

El papel del profesorado y el de las familias en la educación de los niños y niñas son complementarios y esenciales para una formación completa, tanto académica como cultural, emocional, social y en valores. Por eso es importante caminar en la misma dirección para reforzar de forma mutua lo aprendido en los dos ámbitos: el escolar y el familiar. Sin embargo, a veces unos y otros, en vez de colaborar, contribuyen a poner barreras a la comunicación y el entendimiento en la comunidad educativa.

Nos hacemos eco de este artículo publicado por aulaplaneta que consideramos de interés. En el se recopilan doce consejos para familias y profesorado que mejorarán el diálogo, promoverán una educación integral y, en definitiva, ayudarán al desempeño del niño en el centro escolar y fuera de él.

SIETE CONSEJOS PARA QUE LOS PADRES SE IMPLIQUEN

Las siguientes recomendaciones te ayudarán a lograr una relación más fluida y provechosa con el profesorado de tus hijos.

    1. Valora al profesor/a y su trabajo. Confía en sus criterios y escucha y respeta sus decisiones porque el docente es quien mejor conoce las claves del proceso de enseñanza-aprendizaje.
   2. Mantén una comunicación frecuente. Acude siempre que el profesor/a convoque una reunión y, a ser posible, dos veces por curso. Es mejor no esperar a que surjan problemas para tratarlos: si mantienes la comunicación, podréis atajarlos juntos con antelación.
    3. Recurre a su ayuda ante problemas educativos o conflictos. Si surgen dificultades con una asignatura concreta, problemas de comportamiento o conflictos, o si tienes alguna duda que necesitas solucionar, solicita un encuentro con el docente para tratar el tema, antes de tomar una decisión basada solo en la versión de tu hijo.
    4. No pongas en duda la autoridad del docente. Tu hijo debe comprender que, en el ámbito escolar, su referencia es el profesor/a y siempre debe tratarle con consideración y aceptar sus decisiones e indicaciones. Para ello, los primeros que deben respetar al docente son los padres, especialmente frente a sus hijos.
    5. Habla con tus hijos sobre el colegio. Presta atención a la actitud del niño o adolescente respecto al centro escolar, el estudio, las diferentes asignaturas etc. Es importante que estés al tanto de cómo avanza y si tiene algún problema concreto, ya sea académico o de comportamiento. Puedes utilizar estas preguntas para saber cómo le ha ido a tu hijo en el colegio: para niños de 3 a 10 años y para mayores de 10 años.
    6. Refuerza el aprendizaje. El trabajo en casa debe complementar el realizado en el centro escolar, no solo en cuanto al estudio y los deberes, sino también en la formación en valores, el interés por la cultura y el arte o el fomento de la lectura. Para ello, mantén en casa un ambiente educativo que fomente la curiosidad y la creatividad.
    7. Participa en actividades del centro escolar. Trata de participar siempre que se requiera la colaboración de los padres en celebraciones o actos especiales que se desarrollan en el entorno escolar. Al implicarte, apoyarás la labor del centro y del profesorado y mostrarás al niño que valoras su trabajo en el colegio.

CINCO RECOMENDACIONES PARA EL PROFESORADO

Es importante la aportación de los docentes para lograr una mejor comunicación con la familia del alumno. Para ello, aplica las siguientes pautas:

    8. Escucha a los padres. Ellos son quienes mejor conocen al niño, sus particularidades y sus reacciones cuando llega a casa tras el colegio. Aconséjales al respecto con tacto, pero siempre escucha primero. Considéralos tus aliados y hazles ver que son parte esencial en la educación del niño.
    9. Pregunta y muestra interés. Pregunta a los padres por cambios de comportamiento, problemas en casa que puedan motivar un descenso en el rendimiento escolar o actitudes que puedan diferir en el ámbito familiar y escolar. Cuanta más información tengas sobre el niño, mejor podrás atender a sus necesidades.
    10. Personaliza las reuniones y comunicaciones. No te limites a informar de forma general sobre los avances en el aula, sé concreto y prepárate antes de reunirte o enviar una nota informativa para ofrecer a los padres la mayor cantidad posible de datos sobre su hijo, sus dificultades y fortalezas personales.
    11. Da todas las explicaciones necesarias. Cuando tengas un encuentro con los padres, habla con sencillez y no tengas miedo de extenderte en dar indicaciones, comentar el comportamiento del niño en el aula o describir los aspectos en los que puede mejorar. Atiende a todas sus preguntas y trata de que la charla sea lo más didáctica posible para que los padres sepan cómo actuar para solucionar los problemas a los que puede enfrentarse su hijo.
    12. Habla con los padres también para reforzar comportamientos. No limites las comunicaciones con la familia a las situaciones problemáticas o negativas; es recomendable que también destaques los aspectos positivos o las mejoras que ha experimentado el niño.

¿Quieres que los niños te hagan caso?

¿Por qué cuesta tanto que los niños hagan caso? Quizás nuestro lenguaje influye en no conseguir la respuesta esperada . Hoy os compartimos una reflexión sobre las principales estrategias de comunicación que podríamos usar para que los niños y las niñas colaboren.

Lo que no es adecuado hacer:

1.- Reproches y acusaciones.

“¡He vuelto a encontrar huellas por toda la puerta! ¿Por qué tienes que  ensuciarla? Y en cualquier caso, ¿cuántas veces tendré que decirte que uses el pomo? Tu problema es que no me escuchas.”

2.- Insultos.

“¡Hay que ser un marrano para tener la habitación tan sucia!”

“Hoy estamos bajo cero y tú te pones una chaqueta de entretiempo. ¿Cómo puedes ser tan memo?¡Mira que llegas a hacer idioteces!”

3.- Amenazas.

“Si no has terminado de vestirte, cuando cuente hasta tres, me iré sin ti.”

4.- Órdenes.

“Quiero que limpies tu habitación ahora mismo”

“Ayúdame a entrar los paquetes. ¡Venga, date prisa!”

5.- Sermones moralizantes.

“¿Te parece bonito lo que has hecho, arrancarme el libro de las manos? Veo que no has comprendido la importancia de tener buenos modales. Lo que intento inculcarte es que si pretendes que los demás sean educados contigo, tú a cambio habrás de ser educado con ellos. No te gustaría que quitasen así tus juguetes, ¿verdad?. Pues procura ser respetuoso con las cosas ajenas.”

6.- Advertencias.

“¡Cuidado, no te quemes!”

“Si  no andas con ojo te atropellará un coche.”

“¡No te subas a ese árbol! ¿Es que quieres caerte?”

“Ponte la chaqueta o pillarás un resfriado”

7.- Victimismo.

“Ya veréis cuando tengáis hijos propios. Entonces sabréis lo que es la crispación”

“¿Ves estas canas? Pues las tengo por tu culpa.”

8.- Comparaciones.

“¿Por qué no te parecerás más a tu hermano? Él siempre acaba sus trabajos con antelación”.

“¿Por qué no vistes como Julio? Va siempre limpio… es un placer mirarle”.

9.- Sarcasmos.

“¿Sabías que tienes un control mañana y te has dejado el libro en escuela? ¡Qué espabilado! Es todo un alarde de inteligencia”.

“¿Esta es tu letra? Quizá tu profesor sabe leer chino; yo, no”.

10.- Profecías.

“Si continúas siendo tan egoísta, nadie querrá jugar contigo. A este paso vas a quedarte sin amigos”.

Está claro que ni los reproches, insultos, amenazas, órdenes, sermones moralizantes, advertencias, victimismos, comparaciones, sarcasmos o profecías invitan a colaborar.

Existen alternativas. Hay maneras de hacer que propician la colaboración de nuestros hijos sin menoscabar su autoestima ni dejarles secuelas de sentimientos nocivos. Y os damos 5 pistas para conseguirlo:

Técnicas de comunicación positiva:

1. DESCRIBIR.

Es difícil actuar correctamente cuando sacan a relucir nuestros defectos. Es más fácil concentrarse en el problema cuando se limitan a describírnoslo.

Cuando los adultos describen el problema, dan a sus hijos la oportunidad de entender por sí mismos lo que hay que hacer.

Tendemos muchas veces a usar con nuestro lenguaje generalidades tipo “Todo está hecho un desastre” cuando lo que nosotros queremos es decir “La habitación está muy desordenada, la ordenamos”. Las generalidades no son alentadoras,  mientras que si nos ceñimos a los hechos concretos es mucho más fácil llevar a la acción.

2.  DAR INFORMACIÓN

La información es mucho más fácil de aceptar que una acusación. Cuando a los niños se les da información precisa, los niños suelen saber de un modo automático cómo han de actuar.

Veamos un ejemplo:

    C.Negativa ” ¿Cuántas veces tendré que decirte que apagues la luz al salir del baño?.
    C.Positiva” La luz del cuarto de baño está encendida”.

3. EXPRESARSE SUCINTAMENTE.

Es necesario expresarse con pocas palabras para propiciar la colaboración. Hay contraste entre una larga parrafada y tres palabras bien dichas, por ejemplo. En este caso “menos es más”.A los niños les disgustan los discursos, los sermones y las explicaciones largas. Para ellos, cuanto más breve sea el recordatorio mucho mejor.

Veamos un ejemplo:

    C.Negativa: ” Niños os he pedido una y otra vez que os pongáis el pijama y lo único que he conseguido es que os quedéis aquí haciendo el payaso os habéis comprometido a poneros el pijama antes de ver la televisión y no veo el menor indicio de que vayáis a cumplir vuestra promesa”.
    C.Positiva: ” Niños, los pijamas”

4. COMENTAR LOS PROPIOS SENTIMIENTOS.

Los hijos tienen derecho a conocer los verdaderos sentimientos de los padres. Al describírselos, seremos honestos si necesidad de herirles. Cuando más efectivos resultan los adultos es cuando hablan sólo de lo que sienten. Es importante hablar en primera persona. Es posible colaborar con alguien que expresa irritación o enfado, siempre que no nos ataque a nosotros.

Veamos un ejemplo:

      C.Negativa: “Para ya eres un pesado”
     C.Positiva: “No me gusta que me interrumpas mientras estoy hablando con alguien”.

5. ESCRIBIR UNA NOTA.

Algunas veces, nada de lo que digamos será tan concluyente como una frase escrita.

Veamos un ejemplo:

    Imaginad que no queréis que los niños vean la televisión hasta que hayan hecho los deberes, podemos enganchar un post-it en la televisión que ponga: ” ANTES DE ENCENDERME , PIENSA ” ¿HE TERMINADO LOS DEBERES? “.

Fuente: Cuentosparacrecer.

Cómo aplicar límites.

Para educar de manera eficaz a nuestros hijos debemos marcar las reglas en casa con el objetivo de cumplirlas. El secreto es hacerlo de manera coherente y con firmeza. Una de las consecuencias educativas de una falta de habilidad a la hora de establecer las normas y de marcar los límites puede ser la falta de respeto, que se produce cuando hablamos demasiado, exageramos en la emoción, y en muchos casos, nos equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad lo que queremos o lo hacemos con demasiada autoridad.

Cuando necesitamos decir a nuestros hijos que deben hacer algo y «ahora» (recoger los juguetes, irse a la cama, etc.), debemos tener en cuenta algunos consejos básicos:

1. Objetividad. Es frecuente escuchar en nosotrnormas-consecuencias-castigosos mismos y en otros padres expresiones como ‘Pórtate bien’, ‘sé bueno’, o ‘no hagas eso’. Nuestros hijos nos entenderán mejor si marcamos nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas suele ser claro para un niño. ‘Habla bajito en una biblioteca’; ‘agarra mi mano para cruzar la calle’ son algunos ejemplos de formas que pueden aumentar sustancialmente la relación de complicidad con tu hijo.

2. Opciones. En muchos casos, podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada para decidir como cumplir sus órdenes. La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: ‘Es la hora del baño. ¿Te quieres duchar o prefieres bañarte?’. ‘Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje o lo hago yo?’ Esta es una forma más fácil y rápida de dar dos opciones a un niño para que haga exactamente lo que queremos.

3. Firmeza. En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Por ejemplo: ‘Vete a tu habitación ahora’ o ‘¡Para!, los juguetes no son para tirar’ son una muestra de ello. Los límites firmes se aplican mejor con un tono de voz seguro, sin gritos, y un gesto serio en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: ‘¿Por qué no te llevas los juguetes fuera de aquí?’; ‘Debes hacer las tareas de la escuela ahora’; ‘Vente a casa ahora, ¿vale?». Esos límites son apropiados para cuando se desea que el niño tome un cierto camino. De cualquier modo, para esas pocas obligaciones ‘debe estar hecho’, serás mejor cómplice de tu hijo/a si aplicas un firme mandato. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.

4. Acentúa lo positivo. Los niños son más receptivos al hacer lo que se les ordena cuando reciben refuerzos positivos. Algunas represiones directas como el ‘no’, dicen a un niño que es inaceptable su actuación, pero no explica qué comportamiento es el apropiado. En general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer (‘habla bajo’) antes de lo que no debe hacer (‘No grites’). Los padres autoritarios tienden a dar más órdenes y a decir ‘no’, mientras los demás suelen cambiar las órdenes por las frases claras que comienzan con el verbo ‘hacer’.

5. Guarda distancias. Cuando decimos ‘quiero que te vayas a la cama ahora mismo’, estamos creando una lucha de poder personal con nuestros hijos. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma impersonal. Por ejemplo: ‘Son las 8, hora de acostarse’ y le enseñas el reloj. En este caso, algunos conflictos y sentimientos estarán entre el niño y el reloj.

6. Explica el porqué. Cuando un niño entiende el motivo de una regla como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá más animado a obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño porqué tiene que obedecer. Entendiendo la razón, los niños pueden desarrollar valores internos de conducta o comportamiento y crear su propia conciencia. Antes de dar una larga explicación que puede distraer a los niños, manifiesta la razón en pocas palabras. Por ejemplo: ‘No muerdas a las personas. Eso les hará daño’. 

7. Sugiere una alternativa. Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño, intenta indicar una alternativa aceptable. Sonará menos negativo y tu hijo se sentirá compensado. De este modo, puedes decir: ‘ese es mi pintalabios y no es para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel para pintar’. Al ofrecerle alternativas, le estás enseñando que sus sentimientos y deseos son aceptables. Este es un camino de expresión más correcto.

8. Firmeza en el cumplimiento. Una regla puntual es esencial para una efectiva puesta en práctica del límite. Una rutina flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media en la próxima, y a las 9 en otra noche) invita a una resistencia y se torna imposible de cumplir. Rutinas y reglas importantes en la familia deberían ser efectivas día tras día, aunque estés cansado o indispuesto. Si das a tu hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, ellos seguramente intentarán resistir.

9. Desaprueba la conducta, no al niño. Deja claro a tus hijos e hijas que tu desaprobación está relacionada con su comportamiento y no va directamente hacia ellos. No muestres rechazo hacia los niños. Antes de decir ‘eres malo’, deberíamos decir ‘eso está mal hecho’ (desaprobación de la conducta).

10. Controla las emociones. Los investigadores señalan que cuando los padres están muy enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos con sus niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma la situación y contar hasta diez antes de reaccionar. Delante de un mal comportamiento, lo mejor es contar un minuto con calma, y después preguntar con tranquilidad, ‘¿que ha sucedido aquí?’. 

 Fuente: Guiainfantil.com
 Foto: Ayudartepsicología.es

 

El valor educativo de los cuentos.

Los cuentos forman parte del  desarrollo cultural y evolutivo desde nuestros primeros años. Se adhieren a nuestra mcuentosemoria y son un referente más o menos consciente en nuestro comportamiento cotidiano.

La lectura de un cuento, potencia el desarrollo de todas las capacidades del niño y la niña facilitando que los pequeños vivan esta situación con gozo, interés y placer.

El valor educativo  del cuento se puede  resumir en estos aspectos:
• Se logra un ambiente distendido en la clase y en la familia al trabajarlo.
• Se consigue una corriente de confianza entre la maestra o maestro y  su alumnado, y entre las familias y los hijos/as. 
• Busca soluciones simbólicas a problemas que le inquietan.
• Ayuda a asimilar valores y actitudes a través de los personajes.
• Ayuda a proyectar sus miedosangustias.
Desarrolla la imaginación y el espíritu crítico.
• Desarrolla el lenguaje, no sólo en su aspecto comunicativo sino  también en el estético y creativo.
• Favorece el desarrollo social en cuanto que le permite comprender roles y valores.
• Es un vehículo de la creatividad:a través de él podrán inventar nuevos cuentos o imaginar y crear personajes.
• Pone en contacto al niño y a la niña con la realidad.
. Favorece el proceso de evolución de la personalidad del niño y de la niña.
• Lo inicia en un código moral: Concepto del bien y el mal.

  • Favorece momentos de diálogo y encuentros afectivos entre el niño/a y el adulto y entre el niño/a y sus iguales.

Una característica del cuento es el carácter mágico que los envuelve, la magia cuentos y marionetases inherente al cuento sea  un cuento tradicional o un cuento actual y lo mágico de los cuentos cobra fuerza en la imaginación de los pequeños permitiéndole, a través de su fantasía, inventar y modificar su  entorno.

El cuento, como otros materiales didácticos que manejamos, es también transmisor de valores; a través de ellos nuestro alumnado y nuestros hijos e hijas van configurando una determinada visión del mundo. Es pues importante pararnos a reflexionar sobre cuáles son esos valores implícitos en los cuentos. ¿Están en consonancia con la filosofía coeducadora o por el contrario tienden a reproducir una y otra vez los estereotipos de género?

Qué debemos analizar en los cuentos infantiles:

Características de los personajes:

  • Número de personajes femeninos y masculinos.
  • Hombres, Niños, Ancianos…
  • Mujeres, Niñas, Ancianas…
  • Sexo de los protagonistas del cuento.
  • Importancia de los personajes según tengan un papel de protagonista único, compartido, papel secundario o de relleno.

Ocio o actividades lúdicas:

  • Qué nº de actividades lúdicas realizan los niños y las niñas.
  • Qué tipo de actividades de otro tipo realizan los niños y las niñas.
  • Qué actividades de ocio realizan los hombres y mujeres y porcentaje.

Profesiones o tareas que realizan:

Hombres, Mujeres, Niños, Niñas…

Qué valores y actitudes representan:

Hombres, Mujeres, Niñas, Niños…

A través de ellos el niño y la niña perciben sensaciones, vivencias, aprendizajes, así como lo que se espera de él o ella, tanto a nivel personal como profesional.

Este tipo de análisis nos permitirá conocer el modelo que se esta transmitiendo en los cuentos infantiles.

Por lo general en los cuentos tradicionales nos encontraremos que el sexo femenino se ve desfavorecido. Así la niña, al coger un cuento, tardará en encontrar un personaje femenino: cuando lo encuentra, observa que protagoniza un papel estereotipado e insignificante, captando el mensaje: «las mujeres no son miembros de la sociedad tan importantes como los hombres” o bien “la mujer está al servicio del hombre”. Este mensaje perjudica la imagen de la niña, ya que le llevará a infravalorar su propia persona, asumiéndolo de tal forma que ella con el tiempo, se convierte en agente reproductor de los prejuicios existentes en la sociedad.

Esto se puede evitar si junto con los niños se analizan los cuentos tradicionales de la biblioteca, evidenciando los rasgos discriminatorios entre los dos sexos de sus imágenes o contenidos.

También se pueden y deben utilizar cuentos alternativos (no sexistas), cada vez más numerosos en nuestras librerías, para hacer evidente al alumnado  y a nuestros hijos e hijas, que tanto niños como niñas pueden realizar las mismas acciones, y poseer iguales destrezas, capacidades y valores. 

Algunas actividades para realizar a partir de la lectura de cuentos tradicionales:

  • Contar los cuentos populares invirtiendo los papeles correspondientes a cada sexo.
  • Dar soluciones alternativas a las situaciones de los cuentos:

Si tú fueras por el bosque te encontrarás con el lobo qué harías?

Cuando la madrastra de Blanca Nieves le dio la manzana… ¿qué habrías hecho? o ¿Qué hubiera pasado si Blanca Nieves denuncia a su madrastra a la policía?

¿Qué habría pasado si Caperucita hubiese sido un niño?

  • Representación:

– Invirtiendo los personajes

– Con soluciones alternativas

– Inventando nuevos sucesos

– Modificando el final…

Cualquier propuesta será válida, ya que el cuento es un completo recurso educativo de que disponemos tanto las familias como el profesorado para ayudarnos a la educación de nuestros niñas y niños.

 

Recursos para fomentar y trabajar la autoestima.

Una buena autoestima es fundamental para que el aautoestima5lumnado obtenga una educación emocional completa. Esta  es una breve selección de recursos. Los docentes y las familias podrán trabajar la autoestima con los niños y niñas con el fin de que lleguen a conocerse mejor, aprendan a quererse, sean personas seguras de sí mismas y crean en sus propias habilidades. ¿Qué otros conocéis?

Tecnicas para potenciar la autoestima infantil.

Maite Nicuesa Guelbenzu, doctora en Filosofía y experta en coaching, ofrece en este artículo una serie de consejos dirigidos a docentes para fomentar la autoestima de sus alumnos, tales como la educación en el sentido positivo de la curiosidad, valorar el trabajo y talento de cada estudiante individualmente o nunca consentir que los alumnos ridiculicen a un niño en clase.

Dinámicas para la clase.

La Consejería de Educación de la Comunidad Valenciana ofrece en su web dinámicas para realizar con los alumnos en clase como ‘El círculo’, ‘Imagínate a ti mismo’, ‘Yo soy…’ o ‘Un paseo por el bosque’. Actividades para valorar las cualidades positivas tanto del propio niño como la del resto de sus compañeros, la ilusión que conlleva poseer un proyecto de vida propio, la importancia de conseguir sus propias metas o que descubran sus cualidades positivas y sean capaces de reconocerlas.

Mejorar la autoestima en el alumnado.

El blog de Orientación en Andujar ofrece en su canal de Youtube este vídeo con el fin de aumentar la autoestima de los niños y jóvenes. Para Azucena Caballero, autora de Pedagogía Blanca, la clave para mantener una autoestima sana y alta es el autoconocimiento, la autoconfianza, la empatía y la inteligencia emocional, cualidades que nos hacen superarnos, ser más creativos y así, más felices.

Juegos para fomentar la autoestima.

Ofrece 3 juegos para aumentar la autoestima de los más pequeños: el juego simbólico, el reparto de estrellas y la caja del tesoro oculto. En todos ellos los niños y sus características son los protagonistas, aprendiendo así a valorarse a sí mismos y a respetar y valorar las diferencias de los demás.

Blog el arte de educar.

En este blog encontramos un listado de actividades y cuentos infantiles para desarrollar una buena autoestima en los niños. Juegos como la caja mágica o los bolos son algunas de las opciones que nos muestra Cely Cota, educadora infantil y  autora del site.

10 maneras de fomentar la autoestima en los niños y niñas.

 

Dispone de un catálogo de consejos para ayudar a mejorar la autoestima de los más pequeños. La lista consta de 10 formas de proporcionarles seguridad como la necesidad de contacto físico, respeto o visibilidad.  En cada uno de estos consejos o pautas se explica cómo llevarla a cabo y porqué resulta beneficiosa.

Fuente: Educación 3.0

Deberes, ¿sí o no?

Docentes, pedagogos y padres no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia de que los niños y adolescentes realicen deberes en casa tras su horario lectivo en el colegio. Hay defensores de las tareas y también detractores a ultranza, que incluso han protagonizado recientemente una campaña en Internet. En realidad, la mayoría de expertos coinciden en que lo ideal es alcanzar un punto intermedio. Recopilamos los principales argumentos en contra y a favor de los deberes y desglosamos las claves para que las tareas que realicen los niños en casa sean racionales y eficaces.

LA ‘JORNADA LABORAL’ DE LOS ESTUDIANTES

El debate en torno a los deberes se ha reactivado en los últimos meses tras hacerse viral este video en el que se llama la atención sobre las condiciones “laborales” que deben soportar los niños, con jornadas de 8 horas y trabajos también el fin de semana. La idea es iniciativa de Eva Bailén, una madre que ha lanzado una campaña de firmas en Change.org “por la racionalización de los deberes en el sistema educativo español”.

 
Lo cierto es que, según los datos de la OCDE, los niños españoles dedican a hacer deberes 6,5 horas semanales, lo que supone 1,6 horas más que la media. Y, aunque el mismo estudio indica que el tiempo dedicado a los deberes puede relacionarse en algunos casos con mejores resultados académicos (en el área de Matemáticas), el tema sigue generando mucha controversia y hay expertos que se posicionan tanto a favor como en contra, con argumentos igualmente válidos.

TRES ARGUMENTOS A FAVOR DE LOS DEBERES

Según algunos expertos, entre los beneficios de los deberes para los estudiantes destacan los siguientes puntos:
1. Refuerzan lo aprendido en el aula y ayudan a asimilarlo. Los deberes ayudan a ampliar, comprender y fijar los contenidos de las diversas materias explicadas en clase. Se ha demostrado, por ejemplo, que resultan especialmente eficaces para afianzar habilidades que requieren una repetición constante, como la lectura, la ortografía o el cálculo. Además, implican a las familias en el aprendizaje, como parte esencial del proceso educativo.

2. Promueven hábitos de estudio y de trabajo. Las tareas que se realizan en casa de forma rutinaria ayudan a que el niño desarrolle hábitos de estudio, y ejercite la disciplina y el esfuerzo.

3. Trabajan el aprendizaje autónomo y activo. Los deberes fomentan la capacidad de alumno para organizarse, gestionar y construir su propio aprendizaje y le ayudan a practicar la resolución de problemas.

TRES ARGUMENTOS EN CONTRA DE LOS DEBERES

Otros especialistas inciden en que los deberes cuentan con inconvenientes importantes:
1.Son demasiado abundantes. El exceso de tareas genera ansiedad y estrés a los estudiantes, que se ven superados por la cantidad de ejercicios, actividades, trabajos y tiempo de estudio. En muchos casos, además, los deberes se acumulan sin coordinación por parte de los docentes.

2. Ocupan todo el tiempo libre del  niño o el adolescente. La planificación de tareas no tiene en cuenta el tiempo del que dispone el alumno fuera del horario lectivo. En consecuencia, evitan que pueda disfrutar de espacios lúdicos o de ocio, y además dificultan que se implique en actividades culturales o deportivas, esenciales para el aprendizaje (de contenidos y valores) en el ámbito extraescolar.

3. Crean tensiones en el ámbito familiar. La realización de los deberes crea conflictos y enfrentamientos entre padres e hijos. Además, no todos los padres pueden apoyar de igual manera a los hijos en la realización de los deberes o en el refuerzo escolar, por su situación social, cultural o económica.

CLAVES PARA UNOS DEBERES EFICACES Y ADECUADOS

Entre las voces a favor y en contra, la mayoría coinciden en que la solución pasa por racionalizar los deberes. Es decir, se trata de buscar un punto intermedio: ni suprimirlos totalmente, ni agobiar a los niños con cantidades irrealizables de trabajo diario. Hay algunas claves que pueden servir como guía para que los deberes resulten eficaces para el aprendizaje, algo que, en definitiva, debe ser su objetivo esencial:

Deben ser lo más personalizados posible, adecuándose a las necesidades de cada alumno.
No tienen por qué ser diarios y pueden incluir proyectos a largo plazo, para realizar durante varios días.
Deben enfocarse más en crear hábitos y ampliar conocimientos que en seguir haciendo tareas del colegio.
En Primaria, deben ser breves y centrarse en la lectura, la escritura y las operaciones con números, mejor desde un punto de vista lúdico y entretenido.
Deben ser variados y prácticos, de manera que los alumnos apliquen en el mundo que les rodea lo aprendido en el aula y relacionen el aprendizaje con la vida cotidiana.
El nivel de dificultad debe ser adecuado para que los alumnos puedan hacerlos solos. Los padres pueden apoyar y reforzar el trabajo pero no deben hacer los deberes de sus hijos.

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